De acuerdo a lo
propuesto por Jarvis, la existencia de un órgano así, no sería un consejo de
prensa como el que se ha tratado de establecer en Reino Unido, donde sus
sentencias buscan obligar a las organizaciones de noticias a cumplir ciertos
estándares. Pero sí cumpliría la labor de suplir a los defensores de audiencias
(ombudsman), un cargo prácticamente extinto en las salas de redacción.
Este jurado
funcionaría así: cualquier ciudadano podría remitir al jurado casos o quejas
que representen dilemas de ética periodística. El jurado los seleccionaría,
debatiría, y luego publicaría un concepto sobre ellos. Jarvis dedica su columna
a responder más preguntas sobre su idea:
• ¿Cómo se abordarían los casos? Cualquiera podría presentar un caso.
Claro, algunos intentarán jugar con el sistema: diez mil quejas contra un medio
específico. El volumen no tiene sentido. El jurado debe tener plena libertad y
autoridad para otorgar prioridad a casos específicos. El tiempo sería limitado,
por lo que elegirían casos en función de si son particularmente importantes,
representativos, instructivos o nuevos.
• ¿Qué producirían los jurados? Me gustaría ver un debate reflexivo y
la consideración de preguntas difíciles sobre la calidad periodística que
produzcan críticas constructivas y útiles de la práctica actual. No hay mejor
modelo que la gestión de Margaret
Sullivan como editora pública de The New York Times.
• ¿No es el momento equivocado para hacer esto, justo cuando gobernantes
atacan a la prensa calificándola como el enemiga del pueblo? Es precisamente el
momento adecuado para hacer esto, para mostrar cómo mantenemos los estándares,
no tememos a las críticas legítimas y aprendemos de nuestros errores. No hay
mejor manera de comenzar a generar confianza que abordar nuestras propias
fallas con honestidad y apertura.
• ¿Cómo se financiaría el proyecto? Tal esfuerzo no
puede ser voluntario. El tiempo del jurado debe ser respetado y compensado.
Tendría que haber al menos una persona administrativa para manejar los casos
entrantes y la emisión de sentencias. Filántropos, bienvenidos.
• ¿Haría cumplir un determinado conjunto de normas? No creo que deba.
Hay tantos códigos de conducta y
ética periodísticos como periodistas y creo que los miembros del jurado
deberían sentirse libres de recurrir a cualquiera de ellos, o pisar nuevos
territorios, conforme lo exijan los casos.
• ¿A quién le serviría este organismo, a los periodistas o al
público? Creo que debe servir a los intereses públicos del periodismo. Pero
reconozco que muy pocos miembros del público prestarían atención a estos
conceptos. La audiencia para las publicaciones del jurado sería principalmente
periodistas, así como estudiantes y profesores de periodismo.
• ¿No son estos debates los que se dan ya en Twitter? Cuando The New York
Times eliminó su posición de editor público, dijo que las redes sociales ya
estaban cumpliendo ese papel. "Pero hoy", escribió
el entonces editor Arthur Sulzberger, "nuestros seguidores
en las redes sociales y nuestros lectores en Internet se han unido para servir
colectivamente como un perro guardián moderno, más vigilante y enérgico de lo
que una persona podría ser". Eso debería ser el caso. Pero en realidad,
cuando se critica a medios como The Times, los reporteros tienden a defenderse
en lugar de dialogar.
Jarvis finaliza su
texto añadiendo que no será una tarea fácil ni sencilla de llevar acabo.
Incluso admite que podría ser una mala idea, por lo que invita quienes lo lean
a hacerle todas las sugerencias posibles. Puede ser comentando al final de
esta publicación, o a través de su cuenta de Twitter. “Creo que
necesitamos un medio para escuchar las críticas justificadas y ganar valor al
lidiar con nuestras deficiencias para que podamos aprender y mejorar. No
tenemos eso ahora. ¿Cómo podríamos construirlo?”, concluye Jeff.
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