jueves, 6 de febrero de 2020

Diabetes tipo II: la enfermedad de la obesidad


Por  Ana De Luis Otero  La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad crónica degenerativa que afecta a la población mundial y representa una importante causa de morbilidad, invalidez y mortalidad; esta última debida principalmente al infarto agudo del miocardio y a la enfermedad cerebro vascular (ECV), ya que el paciente diabético es más proclive a padecerlos por razón del factor aterosclerótico asociado a la hiperglicemia.

De la misma manera existe un riesgo alto de morbilidad, complicaciones como la insuficiencia renal crónica, la retinopatía, las neurópatas y las secuelas que esto conlleva. Las personas que padecen diabetes tipo II suelen tener un sobrepeso durante varios años, obesidad los años siguientes por hábitos alimentarios que no son correctos, son además sedentarios, y normalmente no lo conocen hasta que no tienen los primeros síntomas que pueden estar relacionados con la resistencia a la insulina.
La diabetes mellitus representa un grave problema de salud pública.
Su incidencia oscila entre el 1-2 % de la población mundial. El tipo más frecuente es la diabetes no insulinodependiente (DMNID), o tipo 2 y es la segunda causa de muerte en países desarrollados. La diabetes tipo 2 representa a la gran mayoría de las personas que tienen diabetes –entre 90 y 95 de cada 100–. En esta diabetes, el cuerpo no puede usar la insulina en forma adecuada por ello, a esto se le llama resistencia a la insulina. A medida que la diabetes tipo 2 empeora, es posible que el páncreas produzca cada vez menos insulina y produzca deficiencia de insulina y por tanto, el paciente comenzará a notar síntomas.
Por otro lado, existe la diabetes de tipo 1, denominada previamente como diabetes juvenil o insulinodependiente, ya que tiene lugar la destrucción autoinmune de las células beta del páncreas. Esta representa entre el 5-10 % de cada 100 personas que tienen diabetes. En la diabetes tipo 1, el sistema inmunitario del organismo destruye las células que liberan insulina, llegando a eliminar la producción de insulina del cuerpo con el tiempo.
Sin insulina, las células no pueden absorber el azúcar (glucosa), la cual necesitan para producir energía.
Por diabetes gestacional (DG) se entiende toda aquella alteración del metabolismo hidrocarbonado que se diagnostica por vez primera durante el embarazo. Los criterios para su diagnóstico han variado a lo largo de los últimos años y aún hoy día existen diversas recomendaciones al uso.
En sujetos asintomáticos (puede que padezcan diabetes tipo 2) y que no tengan diagnóstico previo de alteraciones en la homeostasis de la glucosa, hay que comprobar si son obesos, tienen hipertensión arterial, tienen subida de triglicéridos, entre otros factores. Investigaciones argumentan la relación existente entre los malos estilos de vida y el mal control glucémico, así, la alimentación, el control del estrés y el sedentarismo son factores que guardan una importante relación como parte del estilo de vida con esta enfermedad. Si se revierte la diabetes puede ser solamente por el cambio de hábitos de vida y si no, las complicaciones pueden ser muy graves además de someter al paciente a un importante riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, ataque o derrame cerebral y amputaciones de pies o piernas.
Si padece obesidad durante al menos cinco años, tiene más de 45 años y no tiene ningún síntoma, acuda al médico endocrinólogo para que compruebe si no adelgaza porque tiene resistencia a la insulina. 
La situación de la diabetes podría revertir o hacerse crónica. En un tanto por ciento, depende de usted, y es una enfermedad prevenible que no merece la pena solamente por no tener las consecuencias que derivan de ella.

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